Vamos divagando en los segundos efímeros de la vida,
convencidos de tantas cosas despertamos para morir.
Entonces mis oídos escuchan en el destierro de ti, palabras;
"la vida tiene un único sentido" divagamos en el cielo,
en la pérdida del espacio y del tiempo,
en la pérdida de las personas, de la calma.
El único sentido es perpetuar la vida,
los labios arrojan tantas puñaladas que agonizan.
Pero es verdad, completa verdad, tan cierta que no necesita ser dicha.
Hoy nací para morir mañana en los brazos de la angustia,
hoy viví para dejar de existir en la boca del mañana,
hoy morí con el único logro, el máximo logro.
El metal se disuelve en la arrogancia de lo imposible,
vomita la dulzura con las manos apretadas en la carne,
se fija al frío que pasea por las huellas de la piel recorrida por la lengua venenosa del amor.
Yo nací, de la misma forma en que nace la muerte,
del vientre de un animal dotado de discernimiento.
Yo vivo de la misma forma que la muerte,
persiguiendo la vida, para descubrirla y asesinarla.
Ahí está el máximo logro, vida mía.
Nací para perpetuarte, pero moriré refutando el único fin de la muerte.
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